La sociedad colombiana se encuentra en la actualidad realizando un gran esfuerzo por construir verdad. Es una tarea colectiva con la que intenta elaborar relatos que contribuyan a entender las razones que llevaron a los distintos actores armados y terceros implicados a la ejecución aterradora de una gran cantidad de actos violentos.
Se quiere tener narraciones que ayuden a explicar ¿por qué hemos vivido tanta violencia en Colombia?, ¿por qué se causó tanto dolor a las víctimas?, ¿por qué los actores que participaron en la guerra, ya sea empuñando las armas o apoyando a los grupos armados financiera o logísticamente, actuaron como lo hicieron? y ¿Qué buscaron con esos hechos qué generaron tanto dolor?
Para la elaboración de estas narrativas, el Acuerdo Final de paz firmado con las Farc-ep creó, entre otras organizaciones, la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, o Comisión de la Verdad; con el objetivo de ofrecer visiones del conflicto que aporten al conocimiento de la verdad, hacer justicia y trabajar para que esta dura historia no se repita.
Cada día que pasa nos acercamos mas a recibir el o los informes de la Comisión de la Verdad. Son tres años que este organismo tiene para presentar los mismos, y ya van dos. De allí que exista una gran expectativa por el contenido que tendrán, pero, sobre todo, por la manera como se elaboraran dichos informes.
Hasta el momento sabemos que la Comisión ha recibido en los dos primeros años, según Francisco de Roux, más de 16 mil testimonios de actores directos e indirectos, que han sufrido la confrontación armada; ha abrazado casi un millar de informes de organizaciones; y también ha escuchado de manera individual y colectiva a académicos, población afro e indígenas, mujeres, jóvenes e, incluso, a los mismos militares y del sector empresarial.
Esta polifonía de voces hace pensar que los informes que presentará la Comisión tendrán, entre otras características, las siguientes:
Será una verdad inicial. Muy distinta a la verdad de la Justicia Especial Para la Paz -JEP-, que busca una verdad total o final, pues le corresponde juzgar jurídicamente. La Comisión, en cambio, tendrá como objetivo ofrecer a los colombianos y en especial a las víctimas explicaciones que ayuden a comprender los motivos y las dinámicas en las que se dio este doloroso conflicto armado.
Será una verdad contextualizada y parada en lo territorial. Los testimonios que recibe les permitirán a sus comisionados ubicarse en un espacio concreto de la geografía colombiana y desde allí construir las narraciones. Serán informes cruzados por las realidades históricas concretas de lo territorial.
Será una verdad comprensiva. A diferencia de los trabajos de la JEP que se han centrado en siete macrocasos, el trabajo de la Comisión de la Verdad buscará un diálogo entre los macro casos. Intentará ofrecer narrativas que ayuden a explicar la interconexión entre el reclutamiento forzado de niños y niñas, la victimización de la Unión Patriótica –UP– y violaciones de derechos humanos, por ejemplo.
Será una verdad construida con el mayor grado de certeza y objetividad. Los informes estarán construidos con una variedad de fuentes, así como lo exigen las investigaciones científicas. Narraciones históricas que contrastan la información y que permitan triangularla para construir verdades coherentes y creíbles.
Será una verdad esclarecedora. Porque busca desentrañar las grandes dinámicas del conflicto y construir narraciones que indaguen por el origen, la lógica y las consecuencias del conflicto armado vivido en Colombia. Esto hará que los relatos se acerquen, lo más posible, a los acontecidos que se dieron en torno a la violencia y que den coherencia a los relatos del conflicto para que sean aceptados por la mayoría.
Finalmente, será una verdad que señale responsabilidades históricas, políticas, sociales y, sobre todo, éticas y morales que tienen todos estos actores del conflicto.
En síntesis, estamos en un momento de transición, que ha puesto como primera tarea la construcción de verdad. Una labor que viene asumiendo con responsabilidad la Comisión de la Verdad, quien viene escuchando a todas las voces con la intención de construir informes que sean comprensivos, coherentes, objetivos y, ante todo, reparadores.
Que está poniendo atención especial a recibir la voz de las víctimas, como testigos directos, que han sufrido los horrores de la guerra. Víctimas que se vienen configurado como un sujeto activo que lidera demandas de verdad, justicia, reparación integral y no repetición. Víctimas que requieren narraciones para que se conviertan en un apoyo para ellas, en una especie de hombro amigo, que les permita entender y aclarar los hechos y sentir que fueron atendidas.
Este texto fue publicado el martes 17 de noviembre en la página de la Fundación Paz y Reconciliación
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