Las categorías de izquierda, centro y derecha que se utilizan para encasillar a personas o partidos según las ideas o posturas que tenga frente a ciertos temas, hace parte de cómo está comprendida la política moderna desde las posiciones que ocupaban los miembros del parlamento francés, pero que ha evolucionado de manera diferente en la política colombiana.
Esta conformación del Congreso es clave para la presidencia, pues lo que se considera como la izquierda, liderada por el Pacto Histórico, alcanzó un número importante de curules mientras que el Centro Democrático resultó perdedor, ya que pasó de tener 52 curules en el 2018 a 38 para este período. Sin embargo, en el plano general, quedó muy equilibrada la distribución del legislativo entre izquierda, centro y derecha para el lapso del 2022 al 2026.
Las categorías de izquierda, centro y derecha que se utilizan para encasillar a personas o partidos según las ideas o posturas que tenga frente a ciertos temas, pero hace parte de cómo está comprendida la política moderna desde las posiciones que ocupaban los miembros del parlamento francés: unos más radicales frente a la revolución, los Sans-culottes, que se sentaba a la izquierda y los otros más moderados.
“Para la política moderna esa diferenciación tiene un sentido, que es poder distinguir propuestas políticas que se pueden ubicar en esa distribución de izquierda a derecha, asignándoles el mismo grado de legitimidad y en eso radica el valor entre izquierda y derecha, o sea, la política moderna”, como lo explica el director del Instituto de Estudios Políticos, Juan Carlos Arenas.
Esa distinción se basaba en la legitimidad, pero no tenía un tinte moralista, no tenía la carga de si esas ideas o posturas le convenía o no a la sociedad en términos de ser buenas o malas, sino que eran visiones de la política, propias de un sistema representativo, donde hay pluralismo, alternativas y una alternancia del poder, que si no se alcanza en un período, existe la posibilidad que se logre en el próximo.
Sin embargo, en el sistema político-electoral colombiano se ha vuelto muy común como estrategia de campaña deslegitimar las formas de concebir la política y sus valores, asignándolas en esa escala de lo bueno y lo malo.
Esa escala de distribución se ubica a los políticos o a los mismos ciudadanos dependiendo de la posición que asuman en relación con temas económicos, con temas de derechos y garantías. Es allí donde las personas toman decisiones frente a estos temas basándose en sus prioridades.
El profesor Arenas explica que la derecha defiende el status quo, “de cómo están ordenadas las cosas en ese sentido del orden y ,sobre todo, defiende la distribución actual de los recursos de poder”. En ese sentido, las personas de la derecha se oponen a cuestionar las estructuras de poder.
Al otro lado del espectro, la izquierda, privilegia la incorporación de otros sectores y otras voces, no alineadas estrictamente con el poder dominante en el momento, sino que es más plural e inclusivo.
“Se ha dicho que son de izquierda los que en su momento lucharon para que los negros pudieran votar en Estados Unidos o para que las mujeres pudieran votar a finales del siglo 19 y principios del 20. O porque los obreros tuvieran no solo incidencia en la producción de riqueza, sino también en la posibilidad de formar partidos y de votar e incluso de ser elegidos”, explica Arenas.
En ese momento quienes se oponían a esos cambios, lo hacían en defensa de ese status quo, pues pensaban que la población afrodescendiente, o en el otro caso, las mujeres no tenían la formación necesaria para elegir y mucho menos ser elegidos.
Si bien los contextos son diferentes, esa es la manera como está concebida la política moderna y en el caso colombiano obedece también a la manera como el país ha construido esa narrativa sobre la izquierda y la derecha, pero sigue como constante la discusión sobre el ejercicio de los derechos y garantías.
Habiendo definido las prioridades de la izquierda y la derecha, el centro, que busca alejarse de las lógicas de polarización y radicalización de la sociedad, trata de hacer cambios y regulaciones que produzcan equilibrios y correcciones muy focalizadas.
“El objetivo del centro es identificar algunos problemas básicos en la regulación que el Estado tiene del mercado, del crecimiento de la producción, de la riqueza, del ejercicio de derechos, etcétera, y más que producir un cambio brutal o drástico, trata de identificar cuáles serían las medidas más focalizadas, que permitirían hacer cambios incrementales”, expone Arenas.
Por ahora, Gustavo Petro es quien lidera las encuestas en intención de voto para la primera vuelta, seguido por Federico Gutiérrez; el voto en blanco; Rodolfo Hernández; Sergio Fajardo; Ingrid Betancourt; Enrique Gómez y Luis Pérez. Si bien, hay un margen amplio, de más de diez puntos entre Petro y el segundo candidato en las encuestas, todo parece indicar que habrá una segunda vuelta, dado que el candidato del Pacto Histórico aún no cuenta con las mayorías en las encuestas.
Por otro lado, el profesor Camilo Palacios de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la UdeA, no solo plantea que esta diferenciación no solo se hace con base en los derechos y garantías, sino también inmerso en las lógicas del mercado y el nivel de acompañamiento o intervención del Estado al individuo en este contexto.
Según Palacios, la izquierda piensa más en el colectivo y su responsabilidad se configura con respecto al conjunto de personas que configuran la sociedad, mientras que la derecha piensa en la figura del individuo y es más liberal. La izquierda, en ese caso, continua con su carácter reformista.
Ahora bien, la política ha evolucionado y las maneras de hacerse también. El profesor Palacios sostiene que la ideología ya no es el punto de partida para entender las candidaturas de hoy en día, sino que son un medio, un mecanismo o un mecanismo retórico para llegar a cierta parte de la población, así como los partidos políticos buscan seducir al mayor número de votantes.
“La ideología no es relevante como una posición política con respecto a, sino, que es importante en términos de que es un mecanismo para comprar algún sector dela población, es una herramienta discursiva”, explica Palacios, quien además complementa diciendo que no se puede hablar de un cambio en las ideologías por parte de los candidatos, pero sí se matizan de acuerdo al espacio en el que están.
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