Conclusiones de las últimas sesiones de la Cátedra Abierta Estudios y Prácticas de la Otredad y el Poder

Entre mayo y junio del presente año finalizó el Ciclo de Interseccionalidad de la Cátedra Abierta Estudios y Prácticas de la Otredad y el Poder, espacio pensado y realizado por el semillero homónimo de nuestra Facultad. La cátedra pretende ser un escenario para dialogar y repensar “la problemática y la posibilidad de la diferencia; de los conocimientos hegemónicos subordinados, ancestrales, emergentes e insurgentes; de las Interseccionalidades (Género, Raza, Sexualidad, Clase), y de los constructos de subjetividad, memoria y pensamiento que, por un lado, pueden naturalizar el poder dominante y, por otro, transgredirlo, posibilitando comprensiones y construcciones de existencia diferentes”.


Entre estos meses se llevaron a cabo 3 conversatorios que giraron en torno a diferentes temáticas. El orden de los encuentros fue el siguiente: Cuerpos racializados dentro del sistema sexo-género, La clase en la intersección entre género y raza; y la discapacidad, una mirada desde la interseccionalidad.
El presente artículo aspira ser un recuento de lo compartido por los ponentes invitados, en las charlas de esas tardes.


RAZA/ETNIA: Cuerpos racializados dentro del sistema sexo-género (8 de mayo)

Las dos expositoras de esta sesión fueron Nancy Eliana Gallo, Psicóloga, Criminóloga, epidemióloga y además coordina el Nodo Derechos humanos y política Social del Centro de Extensión de la Facultad Nacional de Salud Pública; e Ingrid Johana Chaverra, mujer Afro y lesbiana, trabajadora social y precandidata del movimiento Estamos Listas, por la reivindicación de los Derechos de las
mujeres y población afrodescendiente.

La exposición de Nancy empezó con la proyección de un video musical del rapero Fly so High llamado “Putas y Peluqueras”, en él se tocan algunas problemáticas a las que se enfrenta las prostitutas trans; sus temores, aflicciones y los retos que encaran en una sociedad que las discrimina por ser todo lo opuesto a lo que esta determina.

“Ser negra, ser marica, ser puta” es la frase con la que la psicóloga trata de reconfigurar las palabras que históricamente han servido para denigrar a las minorías. Para Gallo asumir la afro descendencia y la sexualidad como actos conscientes sin importar si esto rompe con la heteronormatividad, constituyen actos de resistencia que valen la pena resaltar, puesto que estas categorías inter seccionales pueden significar una mayor vulnerabilidad para estas personas dentro de la sociedad.

El concepto “Interseccionalidad” fue acuñado en el año de 1989 por la abogada afro estadounidense Kimberlé Williams Crenshaw, en el marco de un caso legal con el objetivo de hacer visible la invisibilidad jurídica y las múltiples dimensiones de opresión experimentadas por las trabajadoras afro descendientes de la compañía estadounidense General Motors.

Se puede definir la Interseccionalidad como un enfoque que subraya que al género, la etnia, la clase y la orientación sexual como otras categorías sociales que, lejos de ser “naturales” o “biológicas”, son construidas y están interrelacionadas, es el estudio de las identidades sociales solapadas o intersectadas y sus respectivos sistemas de opresión, dominación o discriminación.

La teoría propone que debemos pensar en cada elemento o rasgo de una persona (género, etnia, clase, especie, discapacidad, orientación sexual, religión, casta, edad, nacionalidad, etc.) como unido de manera inextricable a los demás, para poder comprender de forma completa la propia identidad. Este marco puede usarse para comprender cómo ocurre la injusticia sistemática y la desigualdad social desde una base multidimensional.

Por su lado, Ingrid habló desde su experiencia personal lo que significa ser mujer, afro y lesbiana en un contexto cultural de características machistas como lo es pacífico y cómo hace de estos rasgos identitarios una postura política. La chocoana que desde hace 12 años vive en Medellín relató cómo el hecho de ser “afro gay” le ha traído varios retos gracias al sistema patriarcal que desde lo normativo les dicta cómo ser y cómo relacionarse, y el cómo aparecen barreras y brechas al momento
de romper con estos paradigmas.



DISCAPACIDAD: La discapacidad, una mirada desde la Interseccionalidad (5 de junio)

En esta ocasión, los ponentes fueron tres. Dos maestros de la Facultad de Educación de la Universidad de Antioquia, el activista por los derechos de las personas con discapacidad Juan David Lopera; y la Doctora en Ciencias Sociales y Coordinadora del Semillero de Investigación Discapacitismo, Discapacitación, Sociedad y Educación, Mariela Rodríguez Arango.

La tercera ponente es una precandidata al Concejo de Medellín y Politóloga de la Universidad Eafit. Valeria Jiménez llegó al auditorio Horacio Montoya Gil en el segundo piso de bloque 10 con un poco de ayuda, pues el acceso al recinto no es sencillo para una “mujer con movilidad reducida y talla baja por Osteogénesis Imperfecta”.

La cátedra la arrancó el profesor Juan David, explicando que la persona con discapacidad ha sido históricamente condenada al encierro y a la inhibición. Lopera plantea, desde su posición de docente y activista, que su apuesta es formar a nuevas generaciones bajo un espíritu que busque enunciar la exclusión y la vulneración de los derechos, y posteriormente define la discapacidad a través de
la CIF (Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y la Salud). La OMS ha proferido: “Deficiencia en las estructuras y funciones corporales que limitan su actividad y restringen su participación”, esa es la definición actual desde la medicina.

En 2006 aparece la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, un instrumento de derechos humanos de las Naciones Unidas dirigido a proteger la dignidad y los derechos de las personas con discapacidad. Esta Convención internacional, según el profesor Juan David, equipara los derechos civiles, políticos, sociales y culturales y los contrasta con
la realidad de las personas con discapacidad.

Los Juristas Gerard Quinn y Theresia Degener en su libro Derechos Humanos y Discapacidad, hacen una mención interesantísima sobre el papel de la dignidad humana en el reconocimiento las personas con diversidades funcionales como acreedores de un espacio en la sociedad desligado de cualquier conciliación de utilidad social o económica.

“La dignidad como valor ha sido paso crucial en el camino hacia una perspectiva de la discapacidad basada en los derechos humanos debido a su relativa invisibilidad. Las personas con discapacidad a menudo han sido tratadas en otras épocas como objetos que había que proteger y compadecer, el cambio esencial se produjo cuando esas personas se vieron a sí mismas y fueron vistas por
otros como sujetos”

La Doctora Mariela Rodríguez, cuyo trabajo académico y profesional ha estado siempre relacionado con las diferentes formas de discapacidad, expresó su agotamiento por abordar el tema de las discapacidades desde los manuales y los conceptos. Dicho agotamiento epistemológico, encuentra sus cimientos en las falencias con las que se ha abordado la temática de la discapacidad, según ella, desde el mero concepto las cosas ya van mal; este término fue acuñado sin auscultar con los implica-
dos. El prefijo dis implica: Negación, ausencia, anomalía...

Es peyorativo etimológicamente.Para desnaturalizar el concepto de discapacidad y por
consiguiente replantearse los estudios sociológicos que se han desarrollado bajo la luz de estas ideas, la profesora propone elaborar una historiología, o mejor, una genealogía del concepto y de las prácticas prestando especial atención a la relación existente en cada estaño entre el sujeto y la sociedad.

Si bien el concepto ha permitido la consolidación de un modelo social y unas políticas que han puesto en discusión a la discapacidad de la mano de otros conceptos, como dignidad, derechos e igualdad; aún arrastra a las cargas sociales y el estigma cultural. Es importante preguntarse por los sofismas y ambigüedades presentes en el modelo social y las políticas públicas, especialmente por aquellas que tienen que ver con la inclusión, que puede caer en la negación de la diferencia. ¿Cómo hablar de inclusión en una sociedad desigual incluso con quienes no tienen una aparente discapacidad?

Valeria nos brindó la cuota experiencial, nos contó cómo aún a pesar de ser una persona realizada, con estudios universitarios, trabajo, y una carrera política proyectada tiene que ser blanco de discriminaciones o innecesarios tratos diferenciados por su Osteogénesis Imperfecta.

Así, fue enumerando los escenarios en los que su condición médica le era motivo de señalamientos, sin ser esta un obstáculo para el ejercicio de su vida común y corriente: en el médico cuando no tiene voz en sus consultas y es tratada siempre como una niña pequeña, en la política cuando todo el mundo piensa que sus propuestas como aspirante a concejal están exclusivamente relacionadas con la discapacidad, cuando le dijeron que tuvo que haber pagado millón y medio de pesos para poder entrar a la zona especial para personas con movilidad reducida en el concierto de los Guns ‘n’ Roses y que por esa razón no podía ingresar, o cuando la llaman de noticieros para entrevistas por ser un “ejemplo de superación”.
Este conjunto de cosas ha contribuido a que la diversidad funcional se vuelva objeto de entretenimiento, un circo.
Porque es diferente ver a una persona “normal” trabajar, maquillarse, ir de compras; a ver a alguien con discapacidad llevar una vida completamente normal. Este fenómeno implica que esta sociedad ve el desenvolvimiento natural de la vida de una persona con diversidad funcional como una anomalía, una rareza, algo que hay que publicar porque es muy extraño que pase... Imagínense ustedes dónde estamos.

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