Debates de coyuntura es el espacio gestionado desde la Facultad –y más específicamente desde el pregrado de Ciencia Política- en el que se discute sobre los más importantes temas de orden político presentes en la agenda mediática, nacional o internacional.
Desde el miércoles 24 de abril, -día en que se realizó el debate sobre Venezuela en la agenda mundial-, no se llevaba a cabo una sesión del evento que reapareció el pasado 12 de junio con el tema de la guerra económica entre China y Estados Unidos. El siguiente artículo buscar ser un recuento del análisis que académicos e investigadores hacen de la coyuntura en este escenario para la discusión.
La “crisis humanitaria” en Venezuela (Abril 24)
Seis días antes de que Juan Guaidó convocara a los venezolanos a una movilización masiva en aras del “cese de la usurpación” de la democracia, en la Biblioteca Carlos Gaviria Díaz, María Rocío Bedoya, Marco Antonio Vélez y Javier Eduardo Sánchez se sentaron a analizar la situación del vecino país desde diferentes aristas que logran complementar el panorama que condiciona la situación de la mentada “crisis humanitaria en Venezuela” en el contexto global.
La profesora María Rocío logró identificar 4 grandes grupos de factores determinantes en el éxodo masivo de venezolanos hacia Colombia: 1. los factores estructurales –relacionados con las dinámicas comerciales y fronterizas-, 2. los factores geopolíticos –sobre el aislamiento ejercido a manera de presión por los EU y la UE para provocar un cambio en el orden político, 3. los factores regionales –que tienen que ver con las relaciones propias de Venezuela con otros modelos políticos latinoamericanos-, 4. los factores coyunturales –estos son los detonantes del fenómeno migratorio y tienen que ver con las crisis sociales y económicas que vive recientemente Venezuela.
Los datos entregados por la oficina de Migración Colombia señalan que en los últimos 4 años han ingresado al país a través de las fronteras cerca de 1’300.000 migrantes venezolanos, lo anterior representa un reto gigantesco para el gobierno nacional en materia de políticas públicas y de
garantías que aún no resuelve para los mismos ciudadanos colombianos.
Entrevistas semiestructuradas realizadas por la profesora Bedoya en el marco de sus investigaciones lograron determinar que los migrantes son principalmente detractores del régimen de Nicolás Maduro y que además son pertenecientes a la clase media venezolana, profesionales y técnicos que si bien huyen de la situación de su país no se cohíben de comentar que el sistema de salud y el pago por el
trabajo en Colombia son peores que en Venezuela antes de la crisis, sin embargo, se mantienen optimistas en que el gobierno nacional dará solución a sus peticiones. Obedeciendo a los patrones migratorios de otros países hay motivos para creer que muchos de estos migrantes no retornarán a su país de origen.
El Doctor en Estudios Políticos Javier Eduardo Sánchez Segura se encargó de profundizar en los aspectos internacionales y geopolíticos que permean la situación que atraviesa Venezuela. Para Sánchez, la crisis humanitaria en Venezuela hunde sus raíces en un fenómeno progresista que busca reivindicar y nacionalizar el petróleo de los países y que encontró lugar y momento en Venezuela durante el gobierno de Rómulo Betancourt, estos esfuerzos concluirán años después en la conformación de la Opep (Organización de países exportadores de petróleo).
Una serie de gobiernos “alcahuetas” con los intereses de empresas norteamericanas sobre los combustibles fósiles venezolanos se traducirían en un cansancio generalizado de los pueblos con sus administradores. En Venezuela, a esta respuesta al neoliberalismo y al bipartidismo se le
llamó Hugo Chávez, como en Brasil fue Lula DaSilva, en Uruguay Mujíca y en Argentina los Kirchner.
Este fenómeno contestatario coincide con el emerger de nuevas potencias mundiales como China y la recuperación del prestigio internacional perdido por Rusia a raíz de la disolución de la Unión Soviética y un detrimento político estadounidense. Lo anterior explica la reconfiguración geopolítica mundial que posiciona a China como el segundo socio más importante de los países latinoamericanos
que aún conservan la hegemonía norteamericana.
Para el profesor del Centro de Estudios Latinoamericanos, Marco Antonio Vélez, la confrontación de poderes que actualmente protagoniza la situación en Venezuela es el resultado del agotamiento de ese modelo de socialismo de siglo 21, que no logró asemejarse a sus comparables en el continente –modelos socialdemócratas, dice Vélez- y que ha llevado a Estados Unidos y varios países de la Unión
Europea a crear barreras comerciales.
El profesor Marco hablaba de un “oportunismo” norteamericano que ve en Juan Guaidó, autoproclamado mandatario respaldado por la Asamblea Nacional Constituyente y representante de la partidocracia venezolana que mandaba en el país antes de Chávez, la oportunidad de restablecer unos
canales comerciales que lo beneficien.
Razón por la cual Gauidó y el mismo gobierno norteamericano han sido enfáticos y claros al pedir a Las Fuerzas Armadas Bolivarianas que brinden su lealtad al reconocido por 50 países -y no reconocido por otros 100 y pedazo Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, pues es el respaldo de las fuerzas armadas al régimen Maduro lo que no ha permitido que este caiga con todo su peso.
Guerra económica China – Estados Unidos, ganadores y perdedores (Junio 12)
De esta sesión participaron como ponentes la filósofa y profesora de nuestra facultad Milany Andrea Gómez, y el Magíster en Análisis de Problemas Políticos, Económicos e Internacionales, Universidad Externado de Colombia, también profesor de la facultad, Javier Eduardo Sanchez, quien en esta oportunidad pudo profundizar en este tema que apenas esbozó en el anterior debate.
Su exposición - aclaró el profesor Javier- estaba compuesta de las reflexiones generadas en el grupo de investigación de Estudios Internacionales, puntualmente de la línea de estudios asiáticos que el coordina. Para él, existe una contradicción geopolítica mundial, el futuro del siglo XXI
está signado por el resultado de esta contienda geopolítica China - Estados Unidos.
Esta guerra, aunque no ha sido declarada bilateralmente, no es únicamente de orden comercial, tiene otros matices de tipo económico. Por ejemplo, la disputa en materia de política cambiaria, acusaciones sobre la manipulación del Yuan, el supuesto devalúo artificial que China estaría haciendo para mejorar las condiciones comerciales de sus productos de exportación.
Por otro lado, el estado de alarma estadounidense crece proporcionalmente con las inversiones que China ha venido haciendo en países que inclusive son aliados estratégicos para los Estados Unidos, como algunos países de
centro américa y el cono sur. La disputa científico-tecnológica es otra cara de la contienda que no se puede desligar, ejemplificada en los obstáculos que EEUU coloca al crecimiento de Huawei en el exterior.
China, como si hubiera previsto que la confrontación era inminente, empezó a robustecer su presupuesto militar para mejorar su armamento, mientras hacía uso del softpower, un concepto acuñado por Joseph Nye, que engloba las acciones internacionales que compran la simpatía de
otras naciones como las obras de remodelación del Estadio Nacional de Costa Rica, ubicado en San José.
El profesor Javier asegura que esta supuesta guerra obedece a 2 fenómenos principalmente: 1. La preocupación de Trump sobre las elecciones del año entrante y la necesidad por alimentar a los votantes, subiendo el volumen y el tono de sus discursos y 2. la concurrencia, el detrimento, la
tendencia declinante de la hegemonía norteamericana a la par del ascenso geopolítico de China, sus enormes tasas de crecimiento económico en los últimos años, sus avances en la guerra contra la pobreza, el principal exportador del mundo, y el principal poseedor de divisas a nivel mundial.
El eje global está tendiendo hacia el este.
“Lo que realmente está en juego no son unos simples aranceles o unas sanciones comerciales, lo que verdaderamente está en disputa es el liderazgo y la supremacía mundial (...) se están acomodando las fichas de un ajedrez que no está únicamente en el terreno económico sino
también en el tecnológico e incluso el militar”.
La profesora Milany se encargó de dar unas puntadas generales sobre las implicaciones de esta guerra comercial en latinoamérica y Colombia. Ella plantea que el déficit comercial estadounidense que viene gestandose desde finales de los setentas, y se produce entre otras cosas, por la descentralización de la industria que emigró a otras zonas del continente, estimulado por sus políticas macroeconómicas.
Teniendo en cuenta las promesas de campaña del presidente Trump en 2016, una guerra comercial era algo previsible. Sólo calificar de “blanda”, política y económicamente hablando, a la administración de Obama , ya hablaba de sus proyecciones internacionales. Además, sus agresiones no sólo van direccionadas hacia China sino hacia México, y la Unión Europea por nombrar un
par.
¿Qué consecuencias puede tener para Colombia esta guerra comercial? Lo que es seguro es que habrán cambios en la cadena de producción, empezando por donde se exportan los productos y las materias primas en búsqueda de mejores condiciones para las empresas que muchas veces se trasladan de Estados Unidos o China hacia méxico, por ejemplo. Paraguay es un gran productor y exportador, de soya y China es un gran importador, es la oportunidad de
El crecimiento de los aranceles provocará el encarecimiento de determinados productos, fenómenos que claramente tocarán al consumidor. Existe una gran relación entre lo que está sucediendo y el alza del dólar, como con el hecho de que sea China el principal tenedor de dólares, efecto de la
deuda externa.
El escenario latinoamericano es complicado, porque hasta cierto punto la apertura de mercado puede beneficiar a los países de américa latina por ser principalmente exportadores, pero el alza del dólar termina por afectar a la población en general y a los importadores específicamente.
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