En medio de una calurosa ceremonia, el Departamento de Prácticas y Consultorio Jurídico brindó un homenaje a quien fue su directora en los últimos ocho años, Águeda Torres Marín, quien en su recorrido por la Facultad contribuyó activamente a la construcción del espíritu crítico y el compromiso social que nos identifica.
Existen seres humanos que parecieran venir de otro planeta. Sus fortalezas y sus virtudes enaltecen y mejoran la labor de quienes convivimos a su alrededor. Sin embargo, la vida y sus matices nos recuerdan que también son seres humanos, que también se equivocan y padecen nuestros mismos dolores. Esto, en vez de bajar la calidad de su trabajo termina enalteciendo aún más su legado, pues nos recuerda que dentro de nuestra humanidad siempre podemos ser mejores.
Eso, según las palabras de sus compañeros, amigos y familiares, es lo que genera Águeda Torres en quienes han tenido el privilegio de cruzarse con ella. Una mujer fuerte, inteligente, dispuesta y disciplinada, quien desde un sentido humanístico y profesional ha sabido sortear los obstáculos, inspirando y transmitiendo no solo una forma de hacer las cosas sino múltiples formas de entender y vivir la vida.
Para la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas ha sido un orgullo contar con la presencia de la Jefa del Departamento de Prácticas a lo largo de estos años. Por ello, el día de su jubilación se le rindieron honores a su labor profesoral, pero sobre todo a su vida. En este evento cargado de emociones y abrazos, la profesora Águeda pudo encontrarse con quienes ha trabajado por más de dos décadas para mejorar la sociedad desde su rama de conocimiento en su Alma Máter.
Fue así como en la tarde del 17 de noviembre, el aula máxima del Paraninfo, nuestra sede fundacional, fue testigo de este homenaje en el que asistieron los docentes del Consultorio Jurídico “Guillermo Peña Álzate”, así como sus familiares, allegados y los miembros del Consejo de Facultad. Todos en su momento tuvieron la oportunidad de agradecer y expresar sus afectos a la profesora Águeda quien no dudó en devolver el cariño que le profesaron sus allegados, estas fueron sus palabras:
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