Retos de la Justicia en Colombia fue el tema que abordó el abogado Enrique Gil Botero, egresado de la Facultad, y Ministro de Justicia y del Derecho, en el marco del homenaje que se le rindió el viernes 2 de junio.
En el evento, el Ministro expresó que siente “invaluable gratitud por este homenaje” y que “es un orgullo haber pertenecido a esta familia y comunidad académica que forjó en mí los cimientos de mi carácter profesional y personal. Mucho le debo a esta institución que despertó en aquel joven estudiante la actitud crítica frente al conocimiento, la voluntad de servicio y el carácter libre pensante”.
El Ministro fue reconocido, además, por su trabajo como magistrado y académico, a través de una moción donde se resaltó que “ha hecho aportes significativos a la evolución jurisprudencial, especialmente en asuntos como la contratación estatal, la responsabilidad del Estado y el resarcimiento jurídico a las víctimas de violaciones de derechos humanos, temas donde como Consejero fue ponente de sentencias que han marcado hitos jurídicos en el campo del derecho administrativo y que además muestran un convencimiento del uso que debe hacerse del mismo para garantizar las libertades y los derechos fundamentales, frente a los abusos del poder”.
Igualmente, expresa la moción que “se resalta la posición coherente y acorde que ha mostrado con postulados filosóficos acerca de una consideración diferente a la de cosas, para los animales no humanos, reconociéndoles “una dignidad en sí mismos, y exigiendo esa consideración de toda institución jurídica”.
Como Ministro de Justicia y del Derecho, le ha tocado el inmenso reto de ocupar esa alta dignidad en el momento en que Colombia empieza el difícil y esperanzador camino de implementar el Acuerdo de La Habana, en el cual, como en casi ningún tema, se mezclan de manera inseparable el derecho y la política”.
En su intervención el Ministro realizó una reflexión sobre el modelo de justicia que necesita el posconflicto y los principales retos a los que se enfrenta en el actual proceso de paz: “la presencia de la justicia, en todas sus dimensiones, es vital para alcanzar y, luego consolidar, la paz territorial, que dicho sea de paso, es el componente más importante de este proceso de paz: hacer realidad la idea de goce tranquilo de los derechos a los campesinos, a los pobres, a las mujeres, a las comunidades étnicas, a las víctimas y a todos los históricamente olvidados.
Esta es, pues, una paz con fuerza transformadora, anclada y construida desde las regiones. Es por lo anterior que, cuando hablamos de justicia para el posconflicto, debemos tener en mente una justicia en dos dimensiones muy claras. La primera es la justicia transicional, que es fundamental para consolidar el proceso de reconstrucción del orden social y los derechos de las víctimas. Y la segunda es la justicia que velará por los derechos de los demás habitantes del territorio colombiano”.
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