Según el medio Universitario De la Urbe “Entre 2005 y 2016, los recursos públicos que recibió la Universidad de Antioquia disminuyeron 26%, mientras que los recursos propios aumentaron un 88%. Para 2018, el déficit financiero de la institución era de 181528 millones de pesos”. Lo anterior nos obliga a cuestionarnos ¿qué tan pública se mantiene una Universidad que en un 48% se sostiene de la venta de servicios? ¿Tan pública la recibimos? ¿Tan pública la entregamos?
A propósito del aniversario de la marcha del 10 de octubre de 2018 y de las recientes manifestaciones que han venido aconteciendo en la Universidad, la ciudad y el país, Debates de Coyuntura celebró una sesión especial el miércoles 13 de noviembre. Movilización, pulso y defensa de la Universidad Pública fue el nombre de este conversatorio y exposición fotográfica de la que participaron la profesora María Rocío Bedoya de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, el profesor Juan Camilo Escobar del Departamento de Gobierno y Ciencias Políticas de la Universidad Eafit y los estudiantes de la Facultad Paula Andrea Gómez y Ricardo Castro Cano, fotógrafo de la exposición.
En el evento apoyado por el semillero de investigación Diálogos sobre
formación política, en coordinación del profesor Luis Alfredo Atehortúa -quien
también hizo algunas de las fotografías de la exposición- abordó principalmente
2 temas fundamentales: La fotografía como herramienta política y el papel de la
misma en la manifestación y, por otra parte, los alcances de la movilización
del año pasado y un balance sobre cumplimiento y deudas a más de un año de
haber llegado a un acuerdo con el gobierno de turno.
La charla la comenzó Ricardo, con un discurso sobre la marcha en el que
nos contó sobre su llegada algo indiferente a la universidad y sobre cómo poco
a poco la universidad fue moldeando la persona que hoy es, razón por la cual
ahora le guarda tanto afecto y por la que entiende la importancia de
defenderlo. Para él el aporte más valioso que le ha hecho la universidad son
las personas que ha conocido y las pasiones que ha adquirido: viajar y tomar
fotografías.
Las fotografías de esta exposición fueron realizadas durante las marchas
y actividades del paro celebradas los días 11, 15 y 28 de septiembre y 2 y 10
de octubre. Según Ricardo, su objetivo principal era retratar la diversidad y
particularidad de los individuos que conformaban la inmensa maza que se regaba
por las calles durante esa fecha. Para él la fotografía ya es, hace mucho
tiempo, un medio que transmite los sucesos de una forma mucho más emotiva y
empática que los textos, y es también una poderosa herramienta política en la
medida a que es un formato excelente para el ejercicio de la memoria y para
llevar los logros de la academia a otras esferas.
Por último, el compañero Ricardo hizo un llamado a la empatía, haciendo
una autocrítica a aquellos estudiantes que son incapaces de ponerse, o al menos
intentar ponerse, en el lugar de un policía, o de un uribista. “sé que es una
apuesta difícil de aplicar la de la empatía, pero creo que Colombia y nuestras
vidas, serían diferentes si intentáramos comprender al otro, al diferente y
construir juntos como país”.
Para el profesor Juan Camilo Escobar Villegas, las fotografías no son un
reflejo puro de la realidad, para él, la fotografía, aunque dotada de esa
capacidad de asir los momentos, no deja de ser una perspectiva. De hecho
-afirma el profesor- el primer término utilizado para referirse a una
fotografía fue acuñado por el ingeniero francés Nicéphore Niépce y traducía al
español “punto de vista”.
En esta medida, la fotografía premeditada que hace un fotógrafo de
profesión como el registro realizado por un asistente a la manifestación con su
teléfono celular son puntos de vista tan válidos y reales como las lecturas que
las fuentes oficiales hacen de la movilización. La abrumadora cantidad de
fotografías que se toman en estos contextos son necesariamente parte de un
discurso histórico que mezcla elementos de la objetividad y la subjetividad.
Como todo discurso, la fotografía se restringe a lo que encuadra, lo que
se queda afuera no existe, por lo menos en ese punto de vista. Por eso es una
preocupación compartida el hecho de que en los grandes medios de comunicación
se retrate pobremente o se omita completamente al arte y al derecho ejercido de
la protesta por concentrarse en las expresiones violentas de disconformidad o
el vandalismo sin fondo, de ser el caso.
Es importante para la academia que empiece a cuestionarse no sólo por
los motivos y los resultados de la protesta social, sino también por las formas
en que se protesta, cómo se manifiesta el descontento. “Uno de los aspectos más
interesantes de estas fotografías que tenemos en este salón, es que allí hay un
archivo gestual que permite entender y comprender el arte de protestar,
resistir, movilizarse que está en constante creación.
Pese a que en varias ocasiones se intentó acercarse a la Vicerrectoría Administrativa
de la Universidad de Antioquia para consultar por la situación financiera de la
u a casi un año de los acuerdos firmados por la mesa de negociación el 14 de
diciembre de 2018, fue imposible obtener una respuesta. Sin embargo, la
profesora María Rocío Bedoya presentó durante el evento un balance de los
logros, los retos y las perspectivas de los acuerdos. Ella rescata los
siguientes asuntos:
No se trata de un asunto nuevo, es una línea histórica que ha dejado
muchos estudiantes y profesores asesinados en el marco de acciones en pro de la
defensa de la u pública en el 54, el 71, etc. Desde la ley 30 del 92 se viene
acumulando un déficit financiero en la Universidad Pública derivado del
crecimiento de la demanda y la insuficiencia de los recursos que la ley asigna.
En los últimos gobiernos se han estado tomando medidas regresivas, como
lo son la amenaza de reforma al decreto 1179 que es el que regula el salario de
los docentes a quienes se les endilga injustamente el déficit que azota a la u
pública en Colombia. Adicional a esto la Ley de Financiamiento del año pasado
amenaza con retirar la exención de renta que gozaban los profesores,
obligándolos a declarar un monto mayor.
El movimiento del año pasado fue supremamente creativo, tuvo elementos
de acción colectiva muy novedosos, articulación con formatos digitales como el
video y la fotografía a través de la difusión por redes sociales, el uso
alternativo de los medios de comunicación y un verdadero compromiso de los
estamentos. Lo anterior se vio traducido en la legitimación del movimiento
desde distintas esferas de la población colombiana que estaban de acuerdo con
tesis de que es la educación el único camino hacia vencer la inequidad que
prima en Colombia.
Los logros más significativos del movimiento fueron sacudir el entorno
universitario, hacerse del apoyo de la sociedad colombiana, lograr una
conciencia de la situación de la educación superior pública a través de
procesos de politización y cultura política que apenas empiezan, el apoyo de
artistas y personalidades como Shakira, Residente y Roger Waters, la sinergia
con otros actores sociales como los obreros y los pensionados y, por supuesto,
la instauración de una mesa de diálogo.
En un inicio la mesa de diálogo estaba pensada para ser un escenario de
interacción y creación entre las plataformas estudiantiles y profesorales, y el
gobierno nacional. Un espacio para discusión de los problemas estructurales
relacionados con la formalización laboral del profesorado, la reforma del ICETEX,
la valoración de las revistas científicas, la reforma del Sistema General de
Regalías (SGR) y la reforma de los artículos 86 y 87 de la ley 30 de 1992.
Sin embargo, lejos de ser un lugar para el diálogo, tal como lo afirma
la Declaración del V encuentro de la Mesa Amplia Nacional de Profesoras y
Profesores de Universidades Públicas, “esta Mesa ha sido un escenario de
información sobre las acciones que adelantan los representantes del gobierno
nacional, sin que las propuestas presentadas por los demás actores fueran
tenidas en cuenta”.
Si bien se sabe que el gobierno ha cumplido parcialmente con lo acordado
en materia de destinación de recursos, incumplió lo establecido en los puntos 8
y 9 sobre los recursos de “saldos apropiados y no comprometidos”, dado que no
fueron asignados en 2019 y hay serias dudas sobre su asignación en los
siguientes años. La destinación de los recursos adicionales que ingresaron a la
base presupuestal de las IES públicas, estos no han sido asignados para avanzar
en la formalización laboral docente.
El Gobierno se ha negado repetidamente a la reforma estructural del
ICETEX que se había acordado. Sigue avanzando la idea de ajustar los servicios
de esta “banca de segundo piso” en que se ha convertido el ICETEX, y se hacen
propuestas de reglamentación de la ley 1911 de 2018 sobre Financiación
Contingente al Ingreso (FCI), cosa que convertiría a la educación superior en
un bien privado por el cual debe pagar el estudiante o su familia.
Por esta y otras múltiples razones, MANPUP -conformada por 12 docentes
de diferentes IES públicas del país, incluida la profesora Maria Rocío- decidió
durante su V encuentro celebrado en la Universidad Nacional de Bogotá el 1 y 2
de noviembre, retirar de la Mesa de Diálogo a su “representante de la mesa
nacional de profesores UN” y, en consecuencia, también a sus delegados de las
mesas técnicas.
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